Seguro que habrás oído la broma sobre cuál es el material más pesado del mundo: un kilo de hierro o un kilo de paja (la respuesta es que ambos pesan lo mismo). Pero lo cierto es que, a igualdad de volumen, el hierro es mucho más pesado que la paja (y si no, intenta levantar un metro cúbico de paja y después uno de hierro).
En este post te desvelamos cuál es el material más pesado del mundo. ¿Será el diamante? ¿Tal vez el conglomerado? Descúbrelo.
Es conveniente tener en cuenta desde el principio que el peso es igual al volumen por la densidad, cuanto más denso es un material, también es más pesado.
Vamos a descubrir cuál es el material más pesado del mundo y creemos que la respuesta te sorprenderá (y no, no es el plomo).
Osmio, el metal más pesado
Índice
Antes de nada, queremos establecer una distinción entre el material más pesado presente en la naturaleza y el componente más pesado y denso que se puede producir en laboratorio.
El elemento más denso que se produce naturalmente en el planeta es el osmio, un metal perteneciente a la familia del platino.
El osmio es un material que fue descubierto por Smithson Tennant en 1803, gracias a un residuo que queda cuando se disuelve platino nativo en agua regia.
Se trata del material más pesado pero, realmente, es escaso en la naturaleza, ya que se encuentra en la corteza terrestre con una concentración de 0.0015 ppm.
Hemos hablado del elemento más denso observado en la naturaleza, pero no el más pesado que existe. En el laboratorio se han conseguido generar elementos aún más pensados.
Un equipo internacional de investigadores confirmó la existencia del elemento número 117 (por su posición en la tabla periódica) al que se le dio el nombre de ununseptium. Es el elemento más pesado jamás creado.
Elementos superpesados, aquellos que van más allá del número atómico 104 en la tabla periódica, no se observan en la naturaleza. Sólo pueden ser creados por el choque de dos tipos diferentes de núcleos en un acelerador de partículas, con la esperanza de que algunos de ellos se fusionen.
¿Cuál es la densidad del Osmio?
Con una densidad de 22,6 gramos por centímetro cúbico, el osmio es el material más pesado que existe. ¿No significa nada para ti? Pues ten en cuenta que el plomo tiene una densidad de 11,3 gramos por cm cúbico. El osmio fue claramente aislado como un elemento en la década de 1800 y, debido a su naturaleza frágil, es casi inútil para cualquier propósito práctico en su estado puro.
El osmio, en su forma metálica, es de una tonalidad blanca grisácea, con un formato duro y brillante, incluso cuando se encuentra a altas temperaturas. No obstante, conviene recalcar que no es sencillo encontrarlo así.
La forma en la que es más común encontrar el osmio es en polvo. Cuando se expone al aire, en cambio, se suele formar tetraóxido de osmio, que es un componente muy tóxico, oxidante energético con un olor muy intenso y volátil.
Normalmente, podemos encontrar el osmio en la corteza terrestre muy cerca de otros metales de la categoría del platino y suele estar aleado con iridio, hierro o níquel.
Otra de las particularidades del osmio es que tiene una de las energías cohesivas y las temperaturas de fusión más altas del mundo.
Principales usos del osmio
Un par de curiosidades sobre materiales pesados. El «líquido» más denso en la tierra es en realidad un metal: el mercurio. El mercurio no solo es muy venenoso si se ingiere, sino que también es más de 12 veces más denso que el agua. El basalto es el tipo más denso de roca, con un peso promedio de más de tres gramos por centímetro cúbico. Su relación de peso y densidad puede variar en función de la cantidad de otro material, tal como el cuarzo, contenido en una muestra dada, aunque para que se considere basalto debe tener al menos del 80 por ciento de roca de lava pura.
Bombillas incandescentes
Entre las finalidades más destacadas en el terreno industrial se encuentra la fabricación de filamentos para bombillas incandescentes. De hecho, el nombre comercial de Osram es originario del símbolo del osmio (Os) y el sufijo del tungsteno en su traducción al alemán (wolfram).
No obstante, se trata de un recurso en desuso, ya que es un material caro y frágil para este cometido, por lo que en poco tiempo fue reemplazado por tungsten y tántalo.
Marcapasos
Además, a bajas temperaturas, el osmio es un conductor eléctrico excelente, por lo que se ha utilizado frecuentemente en la elaboración de marcapasos y válvulas cardíacas artificiales.
Un metal precioso en auge en joyería
El osmio es un componente que, en los últimos años, además de ser el más pesado del mundo presente en la naturaleza, se ha erigido como un metal precioso con una ingente demanda por su gran valor.
La mencionada escasez de este material y los usos tan versátiles y exclusivos en el campo de la joyería explican su fuerte presencia en este ámbito.
Usar osmio para la creación de joyas se ha convertido en un activo de inversión tangible de enorme valor.
Se considera el último metal precioso que conquista el campo de la joyería. Gran parte de la responsabilidad de esta irrupción es que deja de ser perjudicial para la salud desde el mismo momento en que se cristaliza, por lo que pierde su toxicidad al incorporarse a un complemento de valor de este tipo.
Muchos expertos coinciden en que es el más bonito de entre los metales preciosos que se suelen emplear en este mercado.
Su valor (y su poca presencia en nuestro entorno) se traduce, cómo no, en la tasación de este material: el precio del gramo de osmio se paga actualmente a más de 1.300 euros, incluso, con previsiones de incremento de su valor a medio plazo.
Una de las grandes bazas del osmio es que es imposible de falsificar, dada su estructura cristalina, que puede reconocerse con mucha más fiabilidad que una huella dactilar, incluso en los escenarios más complejos.
El brillo, considerado muy superior al de otros metales preciosos más asentados en el sector, ha hecho que haya ganado terreno, por ejemplo, al pavé de diamantes, un componente que requiere un esfuerzo enorme para manipularlo y transformarlo, además de que no tiene tanto valor.
De hecho, muchos comerciantes, tradicionalmente dedicados a las transacciones de diamantes, se han convertido en especialistas en el comercio del osmio.
Además de que se trata de la respuesta correcta cuando nos preguntamos cuál es el material más pesado del mundo, se trata del elemento que tiene un mayor módulo de compresión y la máxima protección ante la radiación gamma.
El osmio vs el oro
No obstante, solo encontramos una salvedad entre los metales preciosos que aún no ha sido denostado por el osmio: el oro.
Además de en términos de abundancia en el planeta, ya que se considera que podemos encontrar 1.500 veces más oro que osmio.
La industria del oro apenas ha notado la irrupción del osmio en el mercado de la joyería, a pesar de que el primero puede ser más fácilmente falsificable, con el cobre como principal sustituto para tratar de engañar a los interesados en hacerse con este componente, a pesar de que su peso específico sea muy diferente; en cambio, el osmio cuenta con una estructura cristalina que se puede reconocer recurriendo a la base de datos del osmio a nivel mundial.
Las agencias de aduanas de Estados Unidos y Australia tienen un acceso más sencillo y rápido a estos ficheros y aprovechan esta ventaja para descartar cualquier mínima sospecha de timo.
El carácter innovador de su utilización también va en paralelo con las formas de pago más sofisticadas a las que se puede acceder en la actualidad, en parte, gracias a las posibilidades de internet; así, las criptomonedas (como el bitcoin) o Etherum son una de las vías de desembolso del importe establecido por su adquisición.
El osmio puede pedirse con facilidad por distintos canales presentes en la red, pudiendo también pagarse por las monedas más comunes, como el euro, el dólar, la libra esterlina, el dólar australiano o el franco suizo.
Otra de las formas de pago que se suele utilizar para operar con el osmio es… ¡el oro! Las instituciones del osmio no tienen ánimo de lucro con el oro, por lo que lo pasan al terreno de la joyería de una forma más rápida y precisa.
Sin embargo, el creciente empleo del osmio en estos campos, especialmente la joyería, hace que muchos interesados en él teman acerca de la disponibilidad de este componente, puesto que suele terminar en propietarios privados que imposibilitan su regreso al circuito comercial.
La compra de osmio es una auténtica inversión a largo plazo, con la capacidad de rentabilizar ese gasto conforme transcurre el tiempo.
Si estás interesado en invertir con grandes posibilidades de éxito en materia de inversión, por tanto, lo mejor es que te plantees la opción de conseguir osmio y no te arrepentirás.
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